“Ahora cuéntame, ¿Cómo es Chile?”

Publié le 15 Mai 2013

Ahora cuéntame, ¿Cómo es Chile?”. Esa es la pregunta frecuente de mis amigos y de mi familia. Es una pregunta simple pero cada vez me deja sin palabras. Elegí Chile únicamente con una foto de Valparaíso que encontré en el banco de fotos de Google, hace un año atrás. No sabía nada más del país y me gustaba pensar que debía aprender todo allá. Pero cuando llegamos a un país desconocido, todo parece un poco angustioso. No, en realidad todo es muy angustioso. En este caso, no puedo reconocer ningún lugar familiar, tampoco sonrisas amistosas o sonidos conocidos. Cada vez me siento literalmente extranjera. Pero a lo largo de las semanas, mis perspectivas cambian y veo la ciudad de una manera diferente. Es un proceso que yo llamo con cariño “la adopción”, de Chile para mí y de mí para Chile.

 

Cuando llegué al terminal de Santiago el dos de Febrero, tenía ganas de llorar. En realidad, veía una ciudad “moderna” que se parecía mucho a Francia. Me escondí al lado de una publicidad “McDonald” y busqué con inocencia los vestidos coloridos de las cholitas, las sonrisas sinceras de las “wawas” y los vendedores de coca. El problema es que no tenía la impresión de llegar a Chile, sino más bien de dejar Bolivia. No pensaba que había una diferencia tan grande entre dos países vecinos y en ese momento, me sentí completamente perdida y sola. Lo bueno es que me fui a Valparaíso en la noche y descubrí una ciudad muy diferente, exactamente lo que me imaginaba. Cada día estaba caminando en el paseo de Valparaíso hasta Viña del Mar, solo para leer o escuchar música frente al Océano Pacifico. Pero fui decepcionada porque no había ningún acceso al océano en la playa: ¿Dónde estaba la “perla del Pacifico?”. Todo es de piedra, de hormigón y de hilos eléctricos cerca del Océano, y no puedo conectar directamente la ciudad con el Pacifico, o por lo menos debo hablar primero de autopistas y de puertos comerciales.

 

A este propósito, las clases de Historia me permitieron entender más bien que Valparaíso pierde su identidad sin este gigante puerto. Cuando empecé las clases, mi percepción de la ciudad fue diferente porque he caminado por las calles, diez veces, cien veces quizás, hasta conocerlas de memoria. La plaza Aníbal Pinto me hace pensar en mis carretes en la Máscara y la avenida Pedro Montt a los días siguientes, cuando vamos a comer juntos en el mercado. No tengo acceso al Océano pero vivo en una de estas pequeñas casas coloridas que se agarran a los cerros y regreso cada noche caminando en medio de grafitis y escaleras interminables. Eso es Valparaíso para mí.

 

También he viajado mucho en Chile, a la Patagonia y Atacama con mi familia en Febrero, y a Pucón en Marzo con mis amigos. ¿Cómo habría podido imaginarme hace un año que iba a subir a un volcán, ver glaciares y flotar en una laguna salada, en un único país? Para mí, Chile es un país de contrastes. Los pueblitos cerca del Salar de Atacama no tienen nada que ver con la capital de Santiago. A excepción de las grandes ciudades, la gente tiene un ritmo de vida tranquilo y vive en armonía con la naturaleza. Había leído en Diarios de Motocicleta sobre Chile: “La gente, sumamente amable, nos acogía con mucha amabilidad en todos lados”. Creo que las cosas han cambiado pero nunca he visto gente tan acogedora y tan curiosa como en este país. Tengo amigos ahora y vivo con cinco compañeros chilenos. Entre ellos, hay dos hermanas que vienen de Chiloé, Daniela y Fernanda. Me presentaron muchos de sus amigos y algunas veces me tomo una cerveza con ellas, hablando de las fallas de construcción del Mall, de los días enteros que pasaron delante de sus universidades para cambiar las cosas, y del Sur que aman tanto. Por eso a mí me gusta mi vida en Chile, porque me levanto y me acuesto con sonrisas.

 

Pero sabemos que no puedo responder con tantas líneas a la pregunta “Cuéntame, ¿Cómo es Chile?”. Por eso entonces respondo cada vez “bien po’ ”.

“Ahora cuéntame, ¿Cómo es Chile?”

Rédigé par Adeline

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